Estos textos nos acompañaron en diferentes etapas de nuestro proceso de exploración y creación...
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"Llega un tiempo en que es preciso abandonar las ropas usadas, que ya tienen la forma de nuestro cuerpo, y olvidar nuestros caminos, que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el tiempo de la travesía: y, si no osamos hacerla, nos habremos quedado, para siempre, al margen de nosotros mismos."
Fernando Pessoa
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"Cuando nos presentaron, se puso a hablarme del espíritu que hay encerrado en cada uno de los objetos de este mundo. Para liberar ese espíritu, me dijo, es suficiente rozar el objeto, extraer de él un sonido."
John Cage sobre su encuentro con Oskar Fischinger
"Para los pájaros"
"Estemos donde estemos, oímos sobre todo ruido. Cuando lo ignoramos, nos molesta. Cuando lo escuchamos, nos resulta fascinante."
John Cage
"Silencio"
"[...] La función del arte actual: protegernos de todas esas reducciones lógicas que estamos tentados de aplicar a cada instante al fluir de los acontecimientos. Acercarnos al proceso que es el mundo."
John Cage
"Para los pájaros"
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Del libro "La poética del espacio" de Gastón Bachelard (FCE, 1991):
“En cuanto se introduce un fulgor de conciencia en el gesto maquinal, en cuanto se hace fenomenología lustrando un mueble viejo, se sienten nacer bajo la dulce rutina doméstica, impresiones nuevas. La conciencia lo rejuvenece todo. Da a los actos más familiares un valor de iniciación. Domina la memoria. ¡Qué asombro volver a ser realmente el autor del acto rutinario!” (p. 100)
“Los objetos así mimados nacen verdaderamente de una luz íntima: ascienden a un nivel de realidad más elevado que los objetos indiferentes, que los objetos definidos por la realidad geométrica. Propagan una nueva realidad del ser. Ocupan no sólo su lugar en un orden, sino que comulgan con ese orden. De un objeto a otro, en el cuarto, los cuidados caseros tejen lazos que unen un pasado muy antiguo con el día nuevo. El ama de casa despierta los muebles dormidos.” (p.100 -101)
“Si se llega al límite donde el sueño se exagera, se siente como una conciencia de construir la casa en los cuidados mismos con los que se conserva la vida, y se le da toda claridad de ser. Parece que la casa luminosa de cuidados se reconstruye desde el interior, se renueva por el interior.” (p.100 -101)
“En una carta a su hermano Thèo, Vincent Van Gogh le dice 'que es preciso conservar algo del carácter original de un Robinson Crusoe'. Hacerlo todo, rehacerlo todo, dar a cada objeto un 'gesto suplementario' [...] Cuando un soñador reconstruye el mundo partiendo de un objeto al que hechiza con sus cuidados, nos convencemos de que todo es germen en la vida de un poeta.” (p. 102)
“El cofre, sobre todo el cofrecillo, del que uno se apropia con más entero dominio, son objetos que se abren. Cuando el cofrecillo se cierra vuelve a la comunidad de los objetos; ocupa su lugar en el espacio exterior; pero ¡se abre! [...] Lo de fuera queda borrado de una vez y todo es novedad, sorpresa, desconocido [cuando el cofrecillo se abre]. Lo de fuera ya no significa nada. E incluso, suprema paradoja, las dimensiones del volumen ya no tienen sentido porque acaba de abrirse otra dimensión: la dimensión de intimidad. Para alguien que valúa bien, alguien que se sitúa en la perspectiva de los valores de la intimidad, esta dimensión puede ser infinita.” (p. 119 -120)
“Quien acepta los pequeños asombros, se dispone para imaginar los grandes. En el orden imaginario, es normal que el elefante, ese animal inmenso, salga de una concha de caracol [...] Que lo grande surja de lo pequeño es [...] una de las fuerzas de la miniatura.” (p. 143)
“Si pudiéramos restaurar, en la observación misma, un candor total, es decir revivir verdaderamente la observación primera, volveríamos a poner en acción ese complejo de miedo y de curiosidad que acompaña a toda primera acción sobre el mundo. Quiséramos ver y tenemos miedo de ver. Éste es el umbral sensible de todo conocimiento. El interés ondula sobre dicho umbral, se turba, vuelve [...] Cómo se amplifican esas ondulaciones de miedo y curiosidad, cuando la realidad no está allí para modelarlas, cuando se imaginan.” (p. 145)
“[Un fenomenólogo de la imaginación] se ve enfrentado sin cesar por las extrañezas del mundo. Más aún: en su frescura, en su actividad propia, la imaginación hace cosas extrañas con los elementos familiares. Con su detalle poético, la imaginación nos sitúa ante un mundo nuevo. Desde entonces el detalle supera al panorama. Una simple imagen, si es nueva, abre un mundo. Visto desde las mil ventanas de lo imaginario el mundo es mudable [...] estamos convencidos de que en la propia psique humana no hay nada insignificante.” (p. 170)
Citando a Noël Arnaud: “Yo soy el espacio donde estoy.” (p. 172)